Mi formación como terapeuta se apoya en el marco de la
teoría cognitivo-conductual y en las terapias de la tercera generación (mindfulness). Estas
técnicas tienen una amplia evidencia científica y se aplican desde hace muchos años en el ámbito
clínico. Tanto por la variedad de estrategias terapéuticas disponibles como por su eficacia,
este enfoque se ha extendido a un amplio rango de trastornos psicológicos, así como a la
promoción y prevención de la salud.
En la actualidad la comunidad científica avala la terapia cognitivo conductual, las principales guías de práctica clínica en psicología basadas en la evidencia científica, como las del instituto nacional para la salud y la excelencia clínica (nice) y organismos internacionales como la organización mundial de la salud (oms) o la federación mundial de la salud mental (wfmh), recomiendan la terapia cognitivo-conductual como el tratamiento de primera elección para diversos trastornos.
Las técnicas psicológicas que se utilizan son herramientas validadas, esto quiere decir que son tratamientos eficaces y sobre todo útiles para la persona.
